lunes, 18 de octubre de 2010

¡Bienvenidos todos!


La aventura de aprender es la aventura de vivir.
Desde el momento mismo de la gestación comenzamos a experimentar por unas cuantas semanas una realidad que para entonces es extraordinaria, tantos sonidos que agudizan nuestros oídos, tantas sensaciones que nos interconectan de manera especial con un mundo que comenzamos a captar. Un comienzo de apropiación de nuestra realidad, aún más allá de la adquisición de la conciencia.
Y luego del llamado "alumbramiento" (o nacimiento), la aventura de vivir trae consigo una serie de experiencias interminables de contacto con el mundo exterior. El llanto nos hace descubrir que tenemos voz, pero también que la podemos oír, tal y como oímos otra variedad de sonidos, algunos hasta conocidos, como la voz de mamá. Con el llanto descubrimos también la manipulación, y luego de aprenderla la especializamos a lo largo de los años.
La aventura de aprender se da con saborear los dedos de las manos o los pies, con querer tocar, ver lo que tiene movimiento y llama la atención, con saborear aquello que representa alimento o que al contacto con la boca se traduce en un gusto agradable; aunque con los años la aventura de vivir nos enseña que chuparnos los dedos no es una actividad tan exquisita como creíamos.
Y se podrían dar infinidad de ejemplos que muestran que la aventura de vivir es sencillamente un aprender constante, es una aventura de aprender. Y es una aventura porque implica un lanzarse, un atreverse, un ponerse en movimiento en dirección a aquello que definitivamente va a transformar la vida de manera experiencial, de manera cognitiva, de manera ontológica.
Una aventura implica una experiencia emocional, que algunos viven sobre lo desconocido y que está por descubrirse, o que otros asumen como un fortalecimiento de lo que se quiere, se ama, se anhela, se desea, y en contacto con ello se reacciona con gozo o disgusto, manifestando en el espíritu una estigma diferencial. Porque ninguna aventura vivida pasa sin dejar marcas, sabores, gustos, enseñanzas, experiencias; y lo que es mejor, jamás se vive en vano, siempre tiene una repercusión en nuestras vidas, sea hoy o en un futuro lejano.
Bienvenidos sean todos ustedes, sobre todo los que de manera voluntaria asumen que su aventura de vivir es un descubrir el conocimiento, como aquel tesoro escondido en las páginas de los libros o de los trabajos publicados en la web, o en el trabajo en equipo durante las prácticas, o en la observación de la realidad para determinar problemas susceptibles de ser estudiados, profundizados, aclarados, conquistados por quienes se hacen amantes del saber y aventureros.
Solamente aquél que aprende puede decir con certeza que vive, y siempre, todo momento que se vive, es solo una excusa para hacer continua "La Aventura de Aprender".

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